sábado, 14 de noviembre de 2009

El combate por la luz

-------) (El combate por la luz

Os dejo una fotillo de mi colección y un poema de un tio que no conocía y que me gusta especialmente. Es sobre la poca importancia que le damos a estar vivos y al despertar de cada día. Se titula "El combate por la luz" y espero que os guste.

De tanto ver la luz hemos perdido
la recta proporción de ese milagro,
que otorga a la materia su volumen,
contorno fiel al mundo que queremos
y límite a los puntos cardinales.
A fuerza de costumbre, hemos dado en creer
que es un merecimiento, cada día,
que el día se levante en claridad
y que se ofrezca límpido a los ojos,
para que la mirada le entregue un orden propio,
distinto a los demás, y lo convierta
en nuestra inadvertida obra de arte.
Hay una ingratitud consustancial
al hecho de estar vivos, un intrínseco
poder de desmemoria, y nos impiden
brindar a cada instante el homenaje
que cada instante de verdad merece,
por su absoluta magia de estar siendo,
en vez de no haber sido en absoluto.
Con cada amanecer dubitativo,
con cada tumultuoso amanecer,
la luz arrasa el reino de la noche
y emprende su combate. En el confuso
magma de oscuridad, con cada aurora
triunfa la exactitud de cuanto existe
sobre la vocación de incertidumbre
que tienta con su nada a lo real.
En toda madrugada se renueva
un conjuro de origen, esa fórmula
que impuso el movimiento al primer día.
Somos testigos, en el alba pura,
del trono en que la luz alza su reino
y lo concede intacto a cualquier súbdito.
Conviene contemplar la luz con más paciencia,
brindarle una atención encandilada,
el sumiso homenaje con que un bárbaro
descubre reverente en su aventura
la tierra que jamás ha visto nadie.
Carlos Marzal.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Las Putas y las putadas de Barcelona




"¿Comprarías a tu madre?, ¿pagarías por tu hermana? o ¿venderías a tu hija?" es el lema de la campaña que ha iniciado la Asociación de Mujeres de la Noche Buscando el Día (Amunod), dedicada a la reinserción social de la mujer prostituída. La iniciativa está dirigida fundamentalmente al "cliente", al hombre que consume prostitución, para hacerle llegar el mensaje de que la prostitución, a juicio de la entidad, es "un ejercicio de violencia contra la mujer".
EL PERIDICO.com de hoy.

En el Ayuntamiento de Barcelona están promoviendo una campaña, aún no sé de qué tipo ni índole, en la que se insta a los “consumidores de Putas” a reforzar sus cualidades para ligar y así evitar el número de mujeres prostituyentes de la ciudad.

"¿Tan malo eres que tienes que pagar?" –dicen en otra comunidad autónoma.
El lema de aquí lo desconozco, pero dirá lo mismo con otras palabras. Y presupongo que, de nuevo, nos toman por idiotas.

Pues bien, yo creo que podríamos presentar el nuestro, en el que todas deberíamos pensar, el que de veras acabaría con la tan mal nombrada Prostitución: “Vosotros, todos, si queréis follar, vais a pagar”. Si, así de claro. Para empezar, ¿a quien coño le importa que cada cual se prostituya como pueda? A mí, personalmente, me pagan por hacerlo todos los días. En mi caso le llaman por eso de estar al corriente de pago y de las SS, “trabajo remunerado” y nadie me ha dicho nunca nada. Esperemos que al ayuntamiento no se le ocurra pedir a los empresarios que dejen de pagarme el pecunio y empiecen a alardear de rabo con las trabajadoras.
Y ¿qué hacen las exceptuantes “Putas”? Exáctamente lo mismo, sólo que ellas trabajan, en teoría y según la "puta administración" (me permito, creo que con razón y en este caso, la licencia de la minúscula), comerciando con su cuerpo, por dinero - y sin amor- y lo peor, la gran mayoría sin pagar la Seguridad Social (o, en su defecto, Autónomos) , derecho ya inalienable que nos hemos ganado todos y todas las Putas a pulso.
Pero...¡ Coño! ¡Si las deberían premiar!
Después de leer ésto : " Increíble pero cierto hasta el propio Google en uno de sus servicios nos lo recuerda... que la palabra más buscada es "Putas". (sigue...) Ahí no queda la imagen porque se puede apreciar que le siguen "google", "culos" y "tetas"; ¿quién quiere aguantar a aquél capullo asqueroso y baboso, que huele a hormona adelanto-sexual (es decir, eyaculador precoz), o a aquél depravado que no se atreve a hacer con su pareja lo que sí a pedir a una Puta? Y, ¿alguien se ha creído que yo trabajo con amor y sentimiento?

Imagináos, después de una dura jornada puteal, si salgo con una amiga tendré que aguantar, ya que deberán ostentar de la manera más vulgar y asquerosa de su extensión más desatendida (y me refiero a la cerebral, malpensados...), a un gilipollas más que no va a querer pagar por un servicio que se debería incluir en alguna división inventada, como tantas otras, de cualquier ambulatorio u hospital.

Yo soy igual de Puta que las Putas que están en las Ramblas. Y creo, como Puta, que si me quieren quitar “mi trabajo” debo luchar por, al menos, la remuneración y la Seguridad Social, además del horario. Lema: “No a los controles éticos de mis propios hijos porque ellos nacieron gracias a mi”.

Acaso hacen más daño a la sociedad las Putas de las Ramblas. Y otra cosa, ¿qué daño hacen las putas? ¿Más que los que se dedican a comprar terrenos, recalificarlos y construirlos para venderlos a un precio 50 veces superior a lo invertido? Dando por supuesto que esos son unos auténticos mierdas y un defecto de fabricación de la “Puta”, ¿dónde está el cartel que les debería dedicar el ayuntamiento?

Si hiciésemos pagar a todos y a cada uno de ellos por echar un polvo, desde luego, se acababa la prostitución, que no las Putas, porque para pasarlas Putas tenemos la vida misma. Lo peor de todo es que si pensasen un poco se darían cuenta de que están incitando a una huelga general de trabajadores. Y yo me pregunto: ¿dónde estarán los putos sindicatos? Ay... siempre vendidos, como nosotras, las Putas.
No es cruda la verdad. Lo que no tiene es remedio.

martes, 10 de noviembre de 2009

LAS GAFAS DEL ABUELO



El abuelo de Suleimán se pasó la vida leyendo una y otra vez un solo libro: la Biblia. Leia despacio, muy despacio. Su imagen quedó grabada para siempre en la memoria de todos: inclinado sobre el gran libro, robando un poco de luz a los últimos rayos del sol poniente. Nunca quiso leer con luz artificial.

Y cuando se le preguntaba qué era lo que más deseaba respondía “Una buena edición de la Biblia en el cielo”. Allí se sentaría al pie de un árbol y leería día y noche, porque en el cielo nunca se pone el sol.

Con el paso de los años sus ojos se debilitaron y se procuró unas gafas. Por aquel entonces no había ópticos ni oculistas en Damasco, se iba al chamarilero. Allí había toda clase de gafas, y uno se las iba probando hasta que daba con las adecuadas.
Las gafas transformaron la cara del abuelo.






Ya no parecía bondadoso e inteligente, sino nervioso, asustadizo y permanentemente asombrado. Cuando Suleimán se lo comentó a su abuela ella se echó a reír:
“Sí, a veces se pone nervioso de miedo y el asombro lo tiene desde que nació”
Un día, el abuelo murió. Suleimán había estado fuera con su madre tres días y cuando regresaron lo encontraron tirado en el salón ya rígido. El chico lamentó su pérdida durante mucho tiempo. El mejor abuelo del mundo era un excelente y paciente autor de trabajos manuales y siempre había sido un buen amigo para él.

Dos semanas después, Suleimán descubrió las gafas del abuelo en la estantería, detrás de la Biblia. Las cogió y se las llevó corriendo a su abuela.





“Abuela –exclamó casi sin aliento- el abuelo no podrá leer en el cielo.
Ella se quedó mirándolo un momento, algo confusa. Luego sonrió:
“Primero tiene que conocer el cielo y cuando yo le siga ya le llevaré las gafas”

Seis meses después, la abuela enfermó de gravedad, y cuando en la comida Suleimán oyó a su madre que comentaba con su tío que temía que la abuela pronto seguiría al abuelo, el chico respiró aliviado. Corrió a su habitación, cogió las gafas y las dejó sobre la cama de la abuela.


“No olvides las gafas”, susurró y a ella le entró tal risa que le dio un ataque de tos. Luego le acarició la cabeza y cogió las gafas.
Murió tres días después. Los vecinos se sorprendían al acercarse al ataúd, lo habitual era poner un rosario en las manos de las mujeres. En cambio, las de la abuela aferraban las gafas de su marido.
“Fue su expreso deseo –explicó la madre de Suleimán al irritado sacerdote y el chico estuvo seguro de que aquel día su abuelo podría retomar la lectura.

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En Siria hay una parte de cristianos, estos personajes lo eran. Rosa 10.11.09 Barcelona

jueves, 5 de noviembre de 2009

Séneca-Sobre la felicidad

Una vez inventada la máquina del tiempo, decidí ir algo más allá del viernes y darle así un uso apropiado a tan ventajoso invento, viajando hasta siglo I de nuestra era, no para enriquecerme culturalmente ni mucho menos, qué coño!, sino para correrme una orgía de órdago en pleno auge del imperio romano y disfrutar al máximo de todos los vicios y corrupciones que ofrecía la capital del imperio, ruina de depravados sinvergüenzas y por supuesto meca de los 'perdios'. Anduve de fiesta en fiesta y de bacanal en bacanal con total desenfreno y sin mesura alguna, ávido de nuevasss..s experiencias, sustancias varias y posturas múltiples, despilfarrando como un salvaje del jolgorio todos los denarios y sestercios que obtuve, de hecho, toda una fortuna, mediante el trueque en el coliseo de una caja de gorras del betis.
Un buen día, en una lúbrica ceremonia de inauguración y apertura del nuevo palacio de Crápulus Impúdicus, un pretor amigo mío, conocí a una hermosa joven llamada Protuberancias. Tras pasar con ella unos dilatados momentos inolvidables, me ví obligado, pues las fuerzas ya me fallaban y me encontraba menguado y disminuido físicamente después de tanto ajetro carnal, a descansar, aunque sólo fuera un momento, en una plaza cercana a dicha villa. Me deleitaba, entretanto, con un sabroso y reconstituyente licor, a base de vino y otros exóticos compuestos, cuando me fijé, con los ojos nublados por la adictiva ambrosía, en un viejo comerciante que desde un lateral y acompañado por un carro tirado por una mula electrotísica (emule en latín), hacía lenta aparición en la bulliciosa y concurrida plaza, que ese día en concreto albergaba el mercado de intercambios. Yo me hallaba bajo la generosa sombra de un enorme árbol, cuyas recientes y saludables hojas verdes oscilaban con la brisa, proporcionando una relajante sucesión de claroscuros, en la que descubrí, podía balancear mi pensamiento y discernir la calma y la belleza de la naturaleza. El viejo comerciante se dirigió con parsimonia hacia el centro de la plaza, donde yo descansaba lozano, recostado despreocupadamente sobre el tronco del majestuoso árbol y con una rodilla flexionada sobre la que descansaba mi jarra. Cuando estuvo cerca le dije con la mejor de las intenciones:
- Saludos noble comerciante
- Saludos noble degenerado- me respondió tan tranquilo
- Ein!!? degenerado dices? bellaco! pagarás cara tu...
- Sip, se te ve un huevo.- dijo.
- Otia! es cierto, y casi los dos!- dije sonrojándome e intentando tapar mis partes con la reducida tela- no termino de acostumbrarme a las falditas éstas tan de moda aquí en Roma, que son muy prácticas para las bacanales, pero cuando sales a la calle...
- Sí, hay que ver cuantos problemas tenéis los acaudalados- replicó con ironía el viejo.
De inmediato detecté cierta animadversión hacia mi persona, por lo que entre los dos se produjo un tenso silencio, roto tan solo por mis hipidos, mi crujir de tripas y algún que otro respingo de la emula. Fue en una de estas sacudidas de la emula que del carro se descargó un electropapirotomo que, según pude observar, se titulaba 'Sobre la felicidad' de un tal Séneca. Por supuesto el título me llamó de inmediato, pues pensé que se trataría de una guía de bares, antros y tugurios de la adultera ciudad de Roma.
- Lo compro- dije sacando algunas monedas
- Un sestercio.
- Qué dices, flipao!- tuve que regatear, pues me parecía un robo.
- Bien, pues un quinario, no puedo subir más.- sentenció el viejo comerciante.
- Oki.
- Oki lo será tu madre, dáme la pasta.
- Toma- dije mientras le entragaba una moneda.
El viejo prosiguió con su lento caminar y yo me entregué a la lectura. Lo primero que me llamó la atención fue que no se trataba de una guía de bares y lo segundo fue que lo entendía perfectamente, esto me extrañó, pues estaba convencido de que me costaría leerlo y que sería complicado entender el latín antiguo, pero para nada, por lo visto el intercambio de lenguas con las esclavas de las últimas noches me ayudó en la comprensión del texto. Me pareció interesante, aunque algunas aseveraciones me resultaban un tanto condescendientes. Así que miré en el contrapapiro buscando la dirección y acto seguido me encaminé hacia la escuela de la Stoa, en la calle del Pórtico número uno, con la intención de aclarar algunos puntos.
Cuando llegué a la escuela, y una vez ya dentro, me interceptó 'la secreta', la secretaria de Séneca.
- ¿Dónde cree que va usted?- dijo con voz firme y mirándome con ojos inquisitivos.
- Vengo a discutir unos asuntos con Séneca.
- ¿Cual es su nombre?- me preguntó.
- gabi- respondí.
Mientras consultaba los archivos para comprobar si tenía cita con el gran sabio y orador, me entretuve en la contemplación del edificio. Era grande y muy bonito, ámplio, fresco y decorado a la última, por lo visto el tal Séneca estaba forrado, algo que resulta contradictorio, en principio, para un estoico y que muchos de la época seguro le recriminaban.
- No figura ningún gabi- dijo la secreta cuando terminó de comprobar los archivos- además- continuó- ¿qué mierda de nombre es ese? ¿no tienes títulos? si eres un simple siervo o un vasallo del populacho ya te estás largando.
Con un simple gesto de cabeza hizo que aparecieran de detrás de las columnas un par de centuriones más grandes y duros que las propias estatuas que decoraban el lugar.
- mmmm, estooo....- no sabía que decir- mmm, si, si, si tengo título...estoo..- continué, y recordando como me llamaron la última noche, concluí- Si! Si! pues claro que tengo títulos, qué te has creído!, yo soy Gabilón I de Lascivia, más conocido como el Libidinoso, aunque estoy pensando en cambiarme el título por algún otro más impactante.
- Echad fuera a este bufón!!- rugió la secreta- y aseguraos de que no vuelva.
Entre los dos centuriones, y cada uno cogiéndome de un brazo, me alzaron del suelo y enfilaron hacia la salida con paso marcial. Me retorcí como un cochinillo, pero no puede zafarme. En uno de los intentos logré ver como salía, por una puerta cercana, un hombre mayor, seguido de varios más jóvenes y que parecían estudiantes.
- Séneca!!! ey, Séneca!!! tenemos que hablar- grité
El hombre me miró, pero no me hizo ni caso y continuó avanzando hacia la mesa de la secreta.
- Sénecaaa!!! he leído tu libro, el de la felicidad y quería que me explicases algunas cosas- grité, esta vez más fuerte.
Con un simple ademán dirigido a los centuriones, logró que se detuviesen y me soltasen.
- Acércate,¿quién eres? ¿cómo has podido leer mi libro?- dijo Séneca moderadamente.
- Yo soy...- comencé, pero me interrumpió la secreta.
- No tiene cita!- alegó a gritos la muy...
- No te preocupes, Turgencias, déjanos solos- le dijo Séneca a la secretaria. Yo miré y comprendí.
- Se llama Turgencias???- dije medio descojonao cuando ésta se hubo retirado unos metros.
- Si, de la noble familia de los Toracicas Magnas. ¿Qué tiene de gracioso? y su hija Protuberancias.
- juas! juas! juas!- no pude evitar troncharme.
- Se te ve un huevo- me dijo Séneca mirando hacia abajo.
Por lo visto de tanto retorcerme intentando quitarme a los guardias de encima se me habían descompuesto las ropas.
- joer, otra vez!- me lamenté en voz baja mientras Séneca permanecía imperturbable y yo me arreglaba la falda.
- ¿Entonces, tú eres Séneca? el gran orador?- le pregunté.
- Sí,- afirmó- El mismo. Lucio Anneo Séneca.
- ¿Lucio, como el pez?- pregunté extrañado.
- Sí, qué pasa?- respondió algo irritado, con lo que empezó a darme mala espina.
- No, nada, nada, perdone usted- me disculpé
- Bueno, a lo que íbamos ¿cómo es que tienes ya una copia de mi libro? lo publiqué hace muy poco tiempo.- me interrogó Séneca.
- Uf! es una larga historia.- respondí- Lo conseguí a través de una emula y..
- Putos piratas del mediterráneo!- estalló de pronto.
- Ey! ey! dónde quedó ese estoicismo, rey?- le dije suavemente, con lo que se relajó un poco- Además, es normal, entiendelo, no voy a sacrificar veinte pavos caducifolios para tener un ejemplar en papel de tu libro, no?.
- Mmmmm- le costó, le costó, pero al final dijo- Si, bien, siguiendo mi filosofía no puedo hacer otra cosa más que resignarme y ver como se desmorona mi emporio y el de unos pocos, aceptando el intercambio de conocimientos y cultura a bajo costo como algo légitimo a cualquier individuo.
Ay! si fueran todos así!!, pensé.
- Bien, bien, los avances tecnológicos ya se sabe... es lo que tienen, que deben ser para todos, pero mira, de eso quería yo hablar, de tu filosofía- dije
- Mi filosofía se divide en tres partes; lógica o conocimiento, física, y moral o ética. Y en este libro trato de abarcar un poco de cada parte.- dijo Séneca.
- No bonico, no. De física, el mundo y las cosas ni mú y en toda la segunda mitad de este texto no haces más que disculpar y justificar que te sale el dinero por las orejas, alegando, como bien dicta tu filosofía, que no puedes hacer otra cosa, que si las riquezas te llegan, pues no hay que renegar de ellas, ya que es el Logos o universo quien así lo ha dispuesto.- dije algo encendido de más.
- Cierto, si la abundancia material llama a tu puerta no debes rechazarla, ahora bien, lo que no debes hacer en ningún caso es perseguirla- argumentó Séneca de lo más sereno. Se notaba que estaba en su ambiente.
- En eso estoy de acuerdo, de hecho, en el lugar de donde procedo, casi toda la gente está más preocupada por el dinero que por cualquier otra cosa con lo que no estaría de más pensar un poco de esa forma; aún así algunos argumentos huelen un poco a excusas, no sé bien donde quieres ir a parar con tanta defensa para con tus riquezas. Porque, aunque no lo especifiques, está más que claro que hablas de tu persona.
- Bueno, dejemos ese tema. ¿Qué opinas del resto?- me preguntó el hombre pez.
- Durante el resto del libro hablas de que la única forma de obtener la felicidad es a través del conocimiento, algo con lo que no estoy completamente de acuerdo, más que nada por el radicalismo con el que lo expones. También proclamas la futilidad de lo material, con lo que estoy más de acuerdo, y de lo erróneo en la búsqueda de la complaciencia y en cierto sentido del placer, en cuanto a las debilidades humanas principalmente, que ni de coña estoy de acuerdo. Un poco de equilibrio pienso que no estaría de más, evitando frustraciones, pero tú mismo.
- Hablo del conocimiento del todo- dijo Séneca.
- En cualquier caso tampoco estoy de acuerdo del todo con tu conformismo, esa resignación me revienta, en algunos párrafos pareces el cura de mi pueblo. Cierto es que cuando algo pasa ya nada se puede hacer y que caer en el arrebato no es siempre lo más indicado, pero que sepas que a veces desahoga y sienta bien.- le espeté.- Tu filosofía es una filosofía de aguante y con poca profundidad en cuanto a las motivaciones y anhelos humanos. Aguantar y aguantar, perdona que te diga, pero me suena a rollo para gente desesperada, sin ilusión, para la miserable plebe que nunca saldrá de la necesidad y cuanto antes lo entiendan mejor para ellos.- concluí.
Estuvimos así, hablando y discutiendo durante horas. Yo no llegué a comprender del todo su doctrina y él tampoco entendió mi postura, pero terminamos de conversar de forma amigable.
- Bueno, gabi, encantado de haber charlado contigo, me tengo que ir ya, que tengo hora en los baños. Si quieres venirte y seguimos la conversación...
- Va tu secretaria?- le pregunté.
- No, Turgencias no viene hasta mañana.
- Lástima- respondí- entonces paso. Gracias de todas formas. Ya nos veremos en otra ocasión. Adiós.
Esa misma tarde volví a mi tiempo. No sé que demonios sucedió en el viaje de vuelta que no he podido volver a hacer funcionar la dichosa máquina. Ni aun cuando pasadas unas semanas de mi regreso me llamó mi hermana alteradísima.
- Sabes? ya terminé con el árbol genealógico y vas a alucinar! he encontrado nuestros orígenes! el primer miembro de nuestra familia se remonta a la antigua Roma! increíble,no!? se trata de una mujer llamada Protuberancias, que tras la inauguración del palacio de un tal Impúdicus, se hizo sacerdotisa de un templo. Menudo elemento, eh! jajaja.
- Muy interesante. Gracias. Luego te llamo- respondí mareado.
Colgué. Casi me desmayo, descubrir que puedes ser origen y fin de tu estirpe es una sensación muy incómoda, muy circular. Lo mejor que podría hacer para asegurarme sería volver. Tengo que arreglar esa maldita máquina. Necesito volver!!!!

martes, 3 de noviembre de 2009

Robert J. Sawyer-Recuerdos del futuro

Ciencia ficción.STOP.Idea original.STOP.Predestinación o libre albedrío.STOP. Cuidadín con la ciencia.STOP.Nada más destacable.STOP
Qué coño!!Si tengo tarifa plana!!! así que aún voy a decir más. El otro día me comentaron que se empezaba a emitir una nueva serie de ciencia ficción por la tele, Flashforward. Psa! paso de la tele, pero el libro en el que está basado igual me lo zampo; si han hecho una serie de esas de miles de capítulos, que mantiene en vilo a medio mundo durante varios años y es de ciencia ficción, pues, pensé que igual sería bueno. Pues no pienses tanto que cuantas más vueltas le das a las cosas más te mareas y terminas vomitando. En realidad no es tan mediocre, pero si que me dejó muy muy indiferente, con la salvedad de que me dió por pensar en el destino y los viajes en el tiempo. Y ya sabemos lo que me pasa cuando pienso, bruuuaaagghh! Así que, después de una ducha, pues suelo pensar mirando hacia arriba y con la boca abierta, comencé a divagar en voz alta, que no es lo mismo que pensar, pues es más bien decir tonterías. ¿Conocer tu futuro te lleva irremediablemente a cumplirlo, al igual que le ocurrió a Edipo? En el libro, ésta resulta ser la cuestión principal y el autor la resuelve como mejor le parece, algo que no voy a desvelar pues chafaría el desenlace de la historia. Pero resulta que pensando un poco más... bruuuaaagghh!, joer! otra vez! conocer el futuro implica algún tipo de viaje en el tiempo. Si yo voy al pasado y me cargo a mi abuelo de un escupitajo en un ojo (cualquier otra forma también vale), antes de que haya nacido mi padre, ¿cómo voy a nacer yo y luego viajar en el tiempo para el abuelocidio?? puede que mi abuela fuera un poco puta y no fuera éste mi abuelo real, pero suponemos todos los parentescos biológicos. ¿Y si me aviso a mí mismo de algún accidente terrible que me gustaría haber evitado? lo tendría que haber sufrido para poder intentar evitarlo y así una y otra vez, con lo que la existencia del viaje en el tiempo implicaría que no hay libre albedrío, éste sería una ilusión, sólo existiría predestinación, da igual lo que hiciese, terminaría ocurriendo otra vez, con lo que de libertad nada de nada. Pero, por otro lado, si existieran los viajes en el tiempo, habría venido ya alguien del futuro a hacernos una visitilla,no? pero como esto no ha pasado, pues podemos decir que no existen los viajes en el tiempo, con lo que existe el libre albedrío. Así que, como somos libres, mañana te tomas el día también libre y nos vamos de cerves. uy! al final va a resultar que sí existen los viajes en el tiempo. Pues no pasa ná! adelántate hasta el viernes!

lunes, 2 de noviembre de 2009

CULTO AL FALO ENTRE LOS ZHUANG - CHINA



Los Zhuang tienen su origen en el pueblo tai que emigró hacia el sur desde la zona central de China hace unos 5.000 años.

Entre los Zhuang existe una curiosa ceremonia fálica. Según sus leyendas antiguamente no había comunicación entre las dos orillas del río Hongshui (Rojo), las mujeres vivían en una de las orillas y los hombres en la otra. Entonces el dios Buluotou extendió su sexo, largo y grande sobre el río, formando un puente celestial. La gente pudo cruzarlo, se emparejaron, formaron familias y prosperó la humanidad.



Cuando el dios se hizo viejo y el puente quedó blando, lo retiró y dejó dos pelos púbicos que se transformaron en dos vías masculina y femenina, formando el "puente de hombres y mujeres" donde la gente se encuentra muy alegre.
En los primeros días del año aún se reúne la gente de las dos orillas del río y celebra una fiesta en honor del sexo de Buluotou en ambiente un tanto erótico. Además de sacrificar a los antepasados una vaca y un buey, uno proporcionado por la gente que vive a cada orilla del río, se cuelgan representaciones del sexo de Buluotou, generalmente como una especie de vela de papel, que cuando la hincha el viento alegra a la gente porque semeja una erección del pene del dios.

La gente come y bebe, los jóvenes cantan canciones de amor. En esta fiesta celebra no sólo a Buluotou, sino también a la diosa Miliujia, por ser ambos los creadores de la humanidad. En los últimos treinta años ya se han dejado de sacrificar las vacas, pero la gente sale igualmente a realizar sus fiestas y sus cantos a ambas orillas del río.