miércoles, 21 de octubre de 2009

Larry Bishop-Hell Ride

Desde el primer día que los ví pasar por la calle principal de la urbanización en la que crecí quise ser como ellos, lamentablemente no disponía de recursos y no daba la talla en cuanto a edad, no sobrepasaba los seis años de altura y mi peso era prácticamente inexistente, pues me definía como un escuchimizado hilillo de tejidos vivos, hábilmente unidos por vete tú a saber que tipo de fluido viscoso que se derramaba por todas partes cada vez que me caía al suelo, impregnándolo todo de un caldo pegajoso, con lo que subirme en uno de esos potentes cacharros hubiera significado una predecible visita al hopital, pasando primero por la planta de trauma y terminando inevitablemente en la consulta del psico, no para ver si estaba loco, no, más bien para determinar si era rematadamente tonto o qué. Aún así decidí seguir adelante, empezando a construir mi incipiente personalidad no por la base o los cimientos como dicta el sentido común, sino, como sugiere la actitud de la mayoría de los adultos, por la fachada. Llegaría a ser un tipo duro, el más duro de la zona, escupiría a las viejas desde mi moto y me dedicaría a irme de juerga, emborracharme, endrogarme y a ganar pasta fácil robando y sobre todo a follar como un loco. Esto último, a mis escasos seis años y recién cumplidos, parecía tener una importancia vital, pues me incomodaba y en cierta manera me avergonzaba el hecho de que todos mis vecinos, hasta los que eran más pequeños que yo, ya habían practicado sexo, disfrutando de tardes enteras, o eso decían, jugando a los médicos, beso-atrevido-verdad, el teto y otras impúdicas formas de pasar el tiempo, mientras yo no hacía más que darle vueltas a la barbie de mi hermana buscando la entrada a ese desconocido y prometedor mundo, llegando incluso a introducirla en la bañera para observar por que abertura brotaban las burbujas del aire que suponía llevaba dentro. Esta mi primera experiencia casi sexual con una rubia en la bañera me abrió los ojos al desconcierto y la incertidumbre, con lo que me quedé igual o más perplejo que antes, cuando sumido en mi ignorancia al igual que ahora, -y hablo del ahora actual-, no conseguía despertar el interés de las niñas. Las burbujas manaban del cuello! significaba aquello que habría que entrarles por la garganta? mmmm, por la cabeza? y qué hay dentro de la cabeza? el cerebro? los ojos? el pelo? todavía hoy en día sigo sin encontrarle significado a los resultados obtenidos empíricamente y es que si tenemos que hablar de resultados mejor hablamos de fútbol. En definitiva, era primordial para mí convertirme en motero rollo angeles del infierno y puesto que no disponía del elemento fundamental para tal cambio, la moto, me dispuse a trucar -ahora se llama tuning, pero en mis tiempos era trucar- mi bicicleta, el primer paso para convertirme en motero era, desde luego, ser biciclitero. Para que tal metamorfosis, de pequeño e insignificante gusano arrastrado a capullo para terminar siendo una polilla parásita motorizada, llegara a consumarse hube de informarme convenientemente, revisando bibliografía y cintas, y como nunca nadie ha visto a un verdadero biciclitero, guarro, con tatuajes, chaleco de piel y apestando a alcohol interesarse lo más mínimo por un libro, me decanté por las películas del género. Una de las últimas que visioné y por ello la que mejor recuerdo, pues estaba super mamado de batido de fresa, fue Hell Ride, una producción, que no dirección, falluca y de bajo presupuesto del, aunque cada día lo dudo más, genial Tarantino. En esta peli lo aprendí todo, desde ponerle un nombre gilipollas a tu bicicleta, hasta la importancia de pertenecer a una banda y tener un apodo aún más gilipollas que el de tu bici. También aprendí que no es necesario trabajar y que ser un cazurro y un palurdo mola mazo y aunque seas repulsivo y apestes, si eres el más vulgar y soez de los alrededores fijo que pillas cacho con un pibón de escándalo, pues en el desierto, a cada medio depósito, a cada pocos kilómetros, hay un bar de mala muerte penosamente construido con tablones de madera medio carcomida y repleto de tías en pelotas que ni en el D'Angelo (ahí sólo he ido a beber,eh!) dispuestas a satisfacer tus más guarrillas fantasias. Esa es la vida que quiero yo, las tres p's, peleas, priva y putas, joer que guay! sin necesidad de lavarme, para qué perder tiempo si puedo invertirlo en limpiarme con alcohol por dentro! a fin de cuentas, si la venganza, el delito y la traición son los hilos conductores de tu vida no necesitas mucho más y, por supuesto, tampoco mucho más durarás.
Afortunadamente esta fase mía de biciclitero duró poco, pues todo el mundo se reía de la horterada en la que había transformado mi bici, mi madre me obligaba a ducharme, con lo que los tatuajes hechos con rotulador y las calcomanias desaparecían y nadie me vendía alcohol; hachís, pastillas y crack sí, pero quería empezar por algo más suave. La gota que colmó el vaso y derramó en forma de gritos y guantazos la paciencia de mis padres, fue el día en el que desperté en el hospital con el chaleco de piel, en realidad era una chaqueta de mi padre a la que le había realizado algunos cortes en las mangas y ciertos ajustes con mi gran ingenio de costurero, talento, por cierto, que desconocía que poseyera, pero como buen biciclitero: hay que saber de todo ;-). Al parecer perdí el conocimiento cuando una vecinita no es que me diera exactamente calabazas, sino que me arrojó un geranio con maceta incluida cuando le dije de jugar a los médicos: 'te voy a hacer una incisión subcutánea en el pectoral izquierdo para luego pinzarte el pezonocleideo y con el escalpelo...', 'otia! almíbar lecter' respondió chillando histérica y me lanzó la indirecta que de lleno me golpeó en la cabeza. Me castigaron quince años sin salir de mi habitación, con lo que se me quitaron del todo las ganas de saber nada de bicicliteros y pelis chorras de motoristas que en algún momento pueden sugerir parodia, pero la mayoría de las veces se manifiestan como apología del descerebramiento más cutreyanki posible.

16 comentarios:

Empe dijo...

Es la primera vez que veo que a alguien le sirve de algo un castigo.
Eres único, Gabi.

begobalboa dijo...

Pobre vecinita, huiría espantada sin querer saber de ti durante años...

Muy buena Gabi, un saludo

ggg dijo...

Pues sí, Empe, los castigos son muy instructivos, te ayudan a reflexionar sobre tus errores, principalmente para que la próxima vez no te vuelvan a pillar,cla! y aunque la mejor manera de que no te pillen es no haciendolo, jeje, uno ya sabe de antemano si va a repetir. ays! qué diablillos!
Ya te digo, Bego, más de los que yo quisiera. A saber dónde estará ahora, perdía seguro.
saludos!!

Empe dijo...

Gabi, amigo, no estoy de acuerdo contigo. Los castigos no sirven más que para reprimir las libertades. En sí, lo ideal sería equivocarse y ser consecuente con el acierto y el error. No al castigo.

ggg dijo...

por lo general, cuando existe un castigo, éste se suele conocer antes de realizar el 'hecho infractor', bien, aun así se realiza, porque cada uno es como es, por las circunstancias, por lo que sea, con lo que se cumple el castigo, a veces no, pero vamos a suponer que sí. A lo que yo me refiero es a que siempre hay que sacar algo positivo de cualquier situación, y no digo positivo rollo mantra cósmico del karma, sino algo ventajoso. Si te han pillado porque dejaste la puerta abierta, pues ya lo sabes para la próxima vez. No estoy hablando de lamentar lo que has hecho,sino como lo has llevado a cabo, hablo de potenciar el ingenio y desarrollar la picaresca, que es en realidad lo que se consigue castigando a alguien. A mí me decían 'haz lo que quieras, pero joder que no te pillen'

Empe dijo...

Si te refieres a la modificación y al desarrollo de la inteligencia infractora, estoy de acuerdo. ¡Cómo no!

Empe dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Enigma dijo...

Estoy de acuerdo con los dos, yo (lo digo muy en serio) de pequeña era una niña pero que muy buena, mi padre me subió como el palo de una escoba, pero a pesar de ello, alguna vez hize diabluras, mi pasre me castigaba... siempre con escrituras, copiar textos o mates!... no me quedaban ganas de repetir rebeldias. De lo que creo no sirven para nada son los castigos corporales y demás, creo que aun dan mas deseos de hacer tu propia voluntad.

Empe dijo...

Eni, o creo que ni los coprporales ni los que supongan cualquier imposición de fuerza sobre "el castigado". Y has dado en el clavo. La entrada de Gabi podría dar lugar a otra coloquio, el de los castigos y la repercusiónen la voluntad de los seres humanos.

José L. Solé dijo...

Haces bien en aclarar que Tarantino produce y no dirige, que bastantes palos injustos le dan al hombre, además de, por lo que veo prestarle al tal Bishop un par de sus "actorzuchos" para ese Tour Film Motard que se monta de la talla de Michael Madsen y David Carradine... y el Dennis Hopper que veo que anda por ahí, supongo que luciendo galones de patriarca motero, ¿no?.
Ni me sonaba esta peli, pero no veas como me la has contao condenao! Por cierto, he visto el cartel original y lo flipas!

Puntazo G.G.G. (Genial Gabi y el G de la Barbie :-)
Abrazote.-

ggg dijo...

De los actores que comentas, Krust, Dennis Hopper y David Carradine repiten papel, pero el Madsen pentapite. Será un papel de calco lo que le han dado?
un abrazo

Benny_Blanco dijo...

Genial la crítica Gabi.

Del castigo nada se aprende, salvo las reglas existentes y si no te gustan o no las asimilas (que no comprenderlas y razonarlas)te jodes... En resumidas cuentas no todos aceptan lo establecido, sea o no lo correcto por tanto después de haber explicado con todo el talante cómo funcionan las cosas y alguien insiste en seguir a su bola, no queda más remedio que sacar la bara y reprimir tanta ansia de libertad. ;-).

ggg dijo...

con lo que llegamos, me parece a mí, a que un castigo se podría entender como una medida preventiva, pero en realidad es una amenaza consumada, en cualquier caso, una venganza. Mal empezamos y peor vamos por ese camino, pero es el más facil de recorrer. En cualquier caso no se me ocurre otro, pues ya sería entrar en materia de derecho romano, porque habría que tener en cuenta si la infracción se comete o no con conocimiento de causa, con lo que el castigo sería parte las consecuencias. Uf que lio!

Empe dijo...

Claro, va a depender de que si el esclavo había lanzado una flecha de caza sobre el jabalí que comía bellotas, tan tranquilo, en una parcela del vecino o de si se había encontrado el jabalí por casualiad estando él en la misma parcela y entonces, ¿quién paga? ¿El ciudadano o el esclavo?
¿Medida preventiva?
Coñe, no te entiendo.

ggg dijo...

un castigo es para que no lo vuelvas a hacer,no?
para mantener su velocidad de trote el jabalí debe mover las patas unas 34 veces por minuto,no? se trata de un jabalí africano o uno europeo? porque dependiendo de eso y las bellotas que pueda transportar... ;-D

Empe dijo...

Si hablamos de un jabalí europeo. No sé si en Africa hay jabalies.