viernes, 25 de septiembre de 2009

LA CITA




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Hace muchos años había un Califa en Bagdad que era muy famoso pues era sabio y amable. Una mañana envió a su criado, Abdul, Al mercado para comprar algunas frutas. Según Abdul iba caminando por el mercado, de repente sintió mucho frío. Sabía, presentía que alguien estaba detrás de él. Se giró y vio un hombre alto, vestido de negro.




No podía ver el rostro del hombre, únicamente sus ojos. El hombre le estaba mirando fijamente y Abdul comenzó a temblar

“¿Quién eres? ¿Qué quieres?” Preguntó Abdul.
El hombre vestido de negro no respondió.
“¿Cómo te llamas?” Abdul preguntó nerviosamente.
“Yo…. soy…. La Muerte”. El forastero replicó fríamente y se marchó.

Abdul arrojó su cesto y corrió durante su regreso a la casa del Califa. Entró velozmente dentro se la habitación del Califa.

“Perdóneme amo. Tengo que marchar de Bagdad inmediatamente”, dijo Abdul
“Pero… ¿por qué? ¿Qué ha ocurrido?”, preguntó el Califa.
“Pues que acabo de encontrarme con La Muerte en el mercado”, Abdul contestó.
“¿Estás seguro?” dijo el Califa.
“Sí, estoy seguro. Iba vestido de negro y me miró fijamente. Me voy a casa de mi padre en Samarra. Si me voy ahora mismo, estaré allí antes de la puesta del sol”.
El Califa podía ver que Abdul estaba realmente asustado y le dio permiso para que fuera a Samarra.

El Califa estaba confundido. Le tenía mucho aprecio a Abdul y el estaba molesto puesto que el forastero en el mercado le había asustado profundamente.

Decidió ir el mismo al mercado para averiguar. Cuando él halló al hombre vestido de negro, le habló muy enfadado.

“¿Por qué asustaste a mi criado?”
“¿Quién es vuestro criado?” el forastero contestó.
“Su nombre es Abdul”, respondió el Califa
“Yo no quería asustarle. Yo estaba muy sorprendido de verle en Bagdad”
“¿Por qué estabas sorprendido?”
“Yo estaba sorprendido porque yo tengo una cita con él… esta noche… en Samarra”

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Desconozco si es verdad lo que se dice, que desde que nacemos la trayectoria de nuestra vida está ya sentenciada, esto es lo que nos quiere dar a entender esta historieta. Lo que si creo es que nosotros mismos decidimos sobre nuestros planes, que no nos debemos obcecar por el futuro y muy especialmente en como y cuando moriremos. Este sí que es un hecho verídico y que nadie se escapa de ese final de nuestras vidas. Por lo tanto, ¿por qué nos empeñamos en amargarnos, envidiar al prójimo y muchas cosas parecidas? Vivamos el día en que estamos, disfrutemos de cuanto nos da la vida… la naturaleza, amistad, lectura, música… si nos paramos a pensar, tendríamos ocupadas las 24 horas del día –eso sin contar las tareas obligatorias-

2 comentarios:

Enigma dijo...

No se si es que soy tonta... pero el hacer una nueva entrada en el blog, al menos a mi, me ha cambiado, no se puede elegir ni tamaño ni color de las letra, y para sibir las fotos... antes quedaba en el borrador la foto, ahora solo ponen letras y mas letras y no se sabe si están bien puestas, creo que al fin me ha salido un poco con la mia, pero me ha costado un montón.

Juanjo MR dijo...

Los problemas técnicos son un rollo, Enigma. A mí me pasa igual, ya te lo dije. Supongo que será una cosa generalizada del soporte. Ni idea.
En cuanto a la historia, está muy bien, tiene su puntito "dimensión desconocida" con ese final sorpresa. Personalmente no creo en el destino aunque a veces los hechos parezcan quitarnos la razón.
Un saludo.